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viernes, 13 de septiembre de 2013

QUE ES LA BALA DE PLATA EN LOS CONFLICTOS FAMILIARES

> A QUÉ SE LE LLAMA “BALA de PLATA” en el CONFLICTO entre PADRES 

“Bala de Plata” es la expresión acuñada en los lugares que reciben a mujeres que dicen haber sido maltratadas por sus maridos o parejas en los Estados Unidos. 

En el marco de los procesos de ruptura de parejas, con cuadros de alienación parental, la ya famosa “bala de plata” consiste en la presentación de una falsa denuncia de abuso sexual que una mujer realiza en contra del padre de su hijo/a.

La mendaz acusación suele ser de haberse abusado de los propios hijos y en algunos casos puede contar hasta con la cooperación y alineación a ella de los propios menores alienados que “recitarán” el relato que la madre le haya instalado.

Es sabido que, con la sola presentación de la denuncia, se disparan automáticamente mecanismos policiales y judiciales que, frecuentemente, destruyen moral y socialmente al ex cónyuge.

En efecto, ante la sola acusación, por la repugnancia que genera el posible delito, en los hechos, desaparece la presunción de inocencia y se comienza a percibir al acusado como culpable, antes mismo de valorarse prueba alguna.

En el mejor de los casos, el progenitor acusado será tratado con la peor desconfianza, nacida de la duda proclive a convertirse, fácil y rápidamente, en presunción de culpabilidad mientras se espera que el padre acusado, pruebe -‘diabólicamente’- su inocencia. (Prueba llamada ‘diabólica’ es aquella que resulta imposible o inviable, probar que NO se hizo lo que otro dice que sí se hizo, cuando es a quien afirma la ocurrencia de un hecho a quien le corresponde probarlo).

Por despecho, frustración, ventajas económicas, venganza, resentimiento, etc., la mujer prepara la presentación de la falsa denuncia sabiendo que con ella va a lograr -en forma automática- que ese padre sea apartado de su hijo.

Es un primer objetivo demoledor para el padre verse separado de su propio hijo.

Es claro que junto con la destrucción moral, psicológica, familiar, social, del padre, se está dañando gravísimamente al menor o menores involucrados, pero eso poco o nada le importa a la madre que perversamente fabrica la denuncia mientras logre hacerles creer a los demás que todo lo hace por el inmenso amor que le tiene a sus hijos.

La manipulación y el uso que la madre hace de sus hijos (como arma de guerra contra el padre) constituyen una brutal agresión a los menores; es la forma más grave y nociva de abuso emocional o psicológico que tiene como víctima al menor hijo.

Ante la gran cantidad de denuncias falsas, en varios países se ha legislado para castigar a las mujeres que las fabriquen. Se han previsto, inclusive, penas de privación de libertad para quienes las presenten.

La sola aprobación de leyes que castigan con cárcel estas falsas denuncias ha provocado una significativa disminución de ellas. Habría que pensar, entonces, que las pocas que ahora se presentan en esos países corresponden a hechos reales de abuso que merecen -una vez probados- ser castigados con la mayor severidad.

Lamentablemente, todavía NO todos los países castigan estas falsas denuncias. Eso explica que prospere una especie de “industria” de falsas denuncias de abuso porque las mujeres (y sus abogados abyectos) saben que denunciar falsamente les otorga beneficios inmediatos y duraderos mientras que, quien presenta la falsa acusación, NO corre riesgo alguno de consecuencias perjudiciales.

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